Una de las preguntas que hoy se hace cualquier directivo del mercado asegurador es como buscar nuevas oportunidades de negocio en un mundo que cambia muy deprisa y en plena revolución tecnológica. Sin duda estamos viviendo uno de los periodos de transformación social y económica más intensos y extendidos que se han conocido. Efectos como la digitalización, la nueva realidad global y los recientes capítulos de nuestro modelo económico están provocando cambios importantes en el ámbito en el que se desarrolla la actividad aseguradora.
En primer lugar, las expectativas de los consumidores están cambiando. La evolución de los dispositivos y el incremento en el uso de las redes sociales han favorecido la aparición de un cliente más activo y sofisticado que valora la inmediatez, la sencillez y la accesibilidad para buscar y encontrar infinitas y cada vez más opciones innovadoras. Es un cliente que disfruta del uso de bienes sin adquirirlos, que aporta opiniones y confía en la de otros para tomar decisiones. Esto ha motivado un cambio en la forma de entender el negocio en el sentido que hay que acercarse a un cliente diferente. Hay que cambiar la óptica para pasar de una visión de conjunto con un gran angular, a acercar el zoom a cada uno de los clientes.
En segundo lugar, hablamos del “nuevo consumo”. La crisis económica ha impulsado los servicios compartidos y el pago por uso en detrimento de la posesión exclusiva de bienes. Los servicios de la economía colaborativa requieren una sofisticación que pocas aseguradoras tradicionales pueden prestar: sencillez e inmediatez en el uso, pero a la vez personalización en las coberturas y pago únicamente por lo necesario. Las pólizas de corta duración o de activación bajo demanda (seguros on demand) y la atomización de las coberturas (microseguros) requieren cambios profundos en la experiencia de cliente y la función actuarial.
La crisis de talento digital es un tercer aspecto a tener en cuenta. En el año 2020, los millennials representarán aproximadamente el 50% de la población activa. En el 2025 llegarán a ser el 75%, entonces tendrán entre 25 y 40 años de edad, según revela el último informe de Fujitsu y la consultora PAC sobre el puesto de trabajo del futuro. Seguirán primando la autonomía, la libertad, la flexibilidad y continuarán estando caracterizados por su rápida y fácil adaptación a los cambios debido, en gran medida, al hecho de ser nativos digitales. El otro 50% de la población activa seguirá perteneciendo a la generación X y en el 2025 empezarán a incorporarse al mundo laboral los centennials (Generación Z). Esto implica que independientemente del momento temporal y el porcentaje asociado a cada uno de ellos, siempre habrá en las organizaciones tres generaciones cotrabajando. Así que la clave del éxito estará en el entendimiento, la segmentación, la capacidad de adaptación y la personalización.
Si bien el sector asegurador ha realizado cambios importantes en los últimos años, debido a la transformación digital los cambios serán aún más rápidos e intensos. Y las organizaciones tienen ante sí el reto más crucial: la velocidad. Las compañías tradicionales carecen de la velocidad de cambio que les permita competir de forma adecuada en la llamada economía digital. Una economía en la que no se compite con el tamaño, y sí con la agilidad. Una economía que genera nuevos entornos y nuevas oportunidades de negocio donde algunos actores digitales llevan posicionados muchos años frente a la pasividad de las grandes organizaciones que no están preparadas para un salto cualitativo en un entorno de constante cambio e incertidumbre. Y el futuro es claro: vamos hacia un modelo de organización híbrida, tecnológica y ágil.
Al digital, hay que sumar el componente regulatorio, que añade complejidad al día a día de las compañías del sector. Por ejemplo, la Directiva IDD va a afectar a la relación con el regulador y a los procedimientos internos. También afectará a los productos de inversión basados en seguros, que incorpora similitudes con Midif II, e introduce el test de conveniencia e idoneidad para IBIPs complejo, además de la comercialización sujeta a realizar una venta asesorada. Por último, repercutirá en la distribución de seguros; en la definición del mercado objetivo, el incremento de la información precontractual al cliente; y la diferenciación entre venta informada y venta asesorada.
En este contexto, hay que destacar además la entrada de nuevos actores en el sector. El crecimiento de los intermediarios digitales resulta cada vez más atractivo para los gigantes tecnológicos como Google, Apple, Amazon, Facebook o Alibaba. Las ayudas a la conducción, la sensorización y el desarrollo del vehículo autónomo permiten que algunos fabricantes ya hayan anunciado que asegurarán sus propios vehículos, como Tesla, Mercedes Benz o Volvo. Y por actores digitales llevan posicionados muchos años frente a la pasividad de las grandes organizaciones que no están preparadas para un salto cualitativo en un entorno de constante cambio e incertidumbre. Y el futuro es claro: vamos hacia un modelo de organización híbrida, tecnológica y ágil.
A todos estos condicionantes se suman otros, como que la cadena de valor de seguros se verá afectada en los próximos años por la aparición de más intervinientes, lo que obligará a las compañías a redefinir el modelo de negocio. O la llamada ciberseguridad con la aparición de la ciberpóliza, una solución aseguradora para cubrir los potenciales siniestros de naturaleza digital. O la nueva oferta, que deberá tener en cuenta por ejemplo aspectos como el impacto socioeconómico que se está dando en el sistema de pensiones públicas o el envejecimiento de la población.
Finalmente, el nuevo paradigma del sector se plantea en clave disyuntiva: seguro transparente o compañía de servicios. Hoy la tecnología permite realizar una medición cada vez más precisa del riesgo, lo que a la larga podría convertir al seguro en un commodity. Por otro lado, los usuarios tienden a concentrar su tiempo y atención, cada día más, en unas pocas marcas, que actúan como plataformas y puntos de entrada para todo un universo de servicios. Por lo general, dichos puntos de entrada son los gigantes tecnológicos como Google, Apple, Facebook y Amazon.
Desde everis continuamos trabajando con la industria aseguradora para evolucionar porque somos conscientes del inicio de una etapa fundamental. Así se desprende de nuestro último informe Insurance Trends 2020. La constante evolución del mercado: automóviles que se manejan solos, pruebas de ADN que permiten identificar enfermedades futuras o Internet de las Cosas (IoT) con Blockchain para suscribir en tiempo real riesgos cibernéticos representan algunas de las disrupciones que ocasionarán cambios importantes en la dinámica del sector.