Hace poco más de una década, el término Data Scientist se convirtió en sinónimo de futuro. Revistas como Harvard Business Review lo bautizaron como “la profesión más sexy del siglo XXI”, y de repente las empresas comprendieron que lo importante no era solo responder preguntas con datos, sino —sobre todo— saber qué preguntas hacer. Esa habilidad marcó a una nueva generación de profesionales capaces de conectar negocio y tecnología, y de traducir insights en decisiones estratégicas.
Hoy, con la irrupción de la Agentic AI, estamos viviendo una situación similar, pero a una escala mucho mayor. La tecnología avanza a tal velocidad y se democratiza tan rápidamente a través de plataformas en la nube y entornos low-code/no-code, que el riesgo para las organizaciones es creer que la ventaja competitiva residirá únicamente en más inversión en infraestructura, más APIs o más modelos de lenguaje. En mi opinión, ocurre lo contrario: el acceso a la tecnología será un commodity, y el verdadero factor diferencial estará en las personas y en la capacidad de las organizaciones para transformar talento en estrategia.
El nuevo rol del talento humano en la era agentic
En un contexto donde los agentes inteligentes pueden ejecutar procesos, tomar decisiones tácticas y automatizar tareas, el papel de las personas no desaparece: se eleva hacia lo más estratégico. Para los responsables de tecnología de las empresas esto significa comprender que la tecnología no sustituye a la inteligencia humana, sino que la amplifica, siempre que se gestione adecuadamente.
Los ejes de valor estarán en:
- Orquestar las piezas: diseñar la arquitectura empresarial que conecte modelos, datos, procesos, seguridad y gobernanza. No se trata de desplegar más agentes, sino de integrarlos en un marco organizativo que garantice impacto y sostenibilidad.
- Formular las preguntas clave: igual que con los data scientists hace unos años, lo crucial no será tener todas las respuestas, sino plantear los prompts y escenarios adecuados para generar soluciones de negocio relevantes.
- Gestionar el contexto: establecer una disciplina sólida de context management, asegurando que los agentes operen con información fiable, con los límites éticos correctos y con un alineamiento pleno a los objetivos estratégicos de la organización.
- Aportar habilidades blandas: pensamiento crítico, visión de negocio, empatía, liderazgo y capacidad de negociación. Son competencias que ninguna IA puede replicar y que resultan indispensables para traducir capacidad tecnológica en impacto real.
Liderazgo y estrategia para grandes corporaciones
La Agentic AI no es —ni será— únicamente una guerra tecnológica. Los grandes hyperscalers y fabricantes acelerarán la disponibilidad de herramientas cada vez más potentes, y seguiremos necesitando arquitectos especialistas capaces de desplegar y combinar plataformas de múltiples vendors de forma segura, escalable y eficiente.
Sin embargo, para los responsables de tecnología y CEOs el reto no es tanto tecnológico como organizacional y cultural. Las compañías líderes no serán las que más inviertan en modelos, sino las que sepan:
- Reentrenar talento existente en nuevas disciplinas como prompting, context management y LLMOps.
- Empoderar a sus equipos para experimentar con entornos agentic sin perder de vista la gobernanza ni la seguridad.
- Integrar visión de negocio y tecnología en el comité de dirección, asegurando que la IA agentic no sea un laboratorio aislado, sino una palanca transversal de transformación.
- Revisar sus marcos de gobernanza y ética, garantizando confianza en los agentes autónomos y alineando su uso a valores corporativos y regulatorios.
Para un CIO o un CTO el desafío es aún más táctico: crear la capa de integración que permita gestionar múltiples agentes, interoperar entre ecosistemas y, al mismo tiempo, ofrecer una plataforma robusta que garantice resiliencia, seguridad y escalabilidad. Aquí, la visión de negocio se combina con la ejecución técnica para traducir la innovación en ventajas competitivas sostenibles.
Del músculo tecnológico al valor humano
En la era agentic, la pregunta clave no es si las organizaciones tendrán acceso a los modelos más avanzados —eso será prácticamente universal—, sino cómo sus líderes lograrán que las personas sean el motor de valor real.
El reto no está en sustituir talento, sino en reentrenarlo y potenciarlo. Formar profesionales capaces de trabajar con Agentic AI, con disciplinas emergentes y con habilidades blandas que les permitan orquestar la tecnología hacia el negocio.
Porque, en última instancia, la ventaja competitiva de las grandes corporaciones no se decidirá por la potencia de un modelo, sino por la capacidad de las personas para convertirlo en valor real.
Da el siguiente paso
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