Estos datos confirman la dependencia de nuestra sociedad por Internet que, como consecuencia, ofrece una línea cada vez más fina entre mundo real y mundo virtual. Así pues, la ciberseguridad juega un papel esencial en la conformación de un ecosistema digital seguro que permita ejercer de facilitador para todas las capas de la sociedad.
Precisamente, este uso discrecional de Internet nos ha llevado a asumir que los peligros y amenazas existentes en la red no sólo se atentan contra las empresas a través de sus empleados, sino que también se trasladan a nuestros hogares y al consumidor digital mediante el incremento de estafas en días señalados, donde las compras online se disparan debido a promociones lanzadas por AliExpress o Amazon, por ejemplo.
Estos riesgos y amenazas impactan incluso a los más pequeños de la casa, considerados nativos digitales. De hecho, actualmente los jóvenes entre 14 y 15 años tienen muchas probabilidades de recibir y enviar imágenes explícitas o sin ropa a través de las redes sociales, además de ser intimidados o acosados por trolls que se ocultan bajo un falso nombre.
Creando conciencia social ‘cibersegura’
Para conseguir que Internet se convierta en un lugar mejor y más seguro, tenemos que tener claro que depende de todos nosotros. Por un lado, tanto niños como jóvenes deben protegerse entre ellos de posibles trolls o groomer que tanto acechan en las redes sociales.
Por otro lado, los padres, profesores e instituciones de educación deben hacer un esfuerzo en transmitir una correcta formación y concienciación en el adecuado uso de las nuevas tecnologías y las amenazas que existen.
Por último, las empresas e instituciones públicas deben de comprometerse a difundir todo el expertise en los servicios que proporcionan y aprovechando el gran alcance e impacto que tienen para la divulgación de buenas prácticas y hábitos. Desde nuestro punto de vista, es necesario que las empresas cuenten con una adecuada cultura de ciberseguridad para que los empleados se sientan partícipes y trasladen esa seguridad hacia sus hogares y familiares.
El comportamiento del usuario, el eslabón clave de la cadena
Es por ello que abogamos por una cultura de ciberseguridad donde el usuario sea el factor clave y se realicen acciones y estrategias entorno a él. Debemos hacer hincapié y reforzar la ciberseguridad fijándonos en el factor humano y en los comportamientos en su día a día.
Nuestra experiencia indica que aproximadamente el 95% de los ataques están diseñados para explotar un error humano, lo que hace que el usuario, ya sea una persona joven o de avanzada edad, pase a ser el elemento de defensa más importante. Así pues, si dotamos a estas personas de una adecuada cultura mediante pequeños impactos que transformen sus comportamientos y sus conductas cuando utilizan las nuevas tecnologías, iremos aumentando el nivel de madurez del usuario.
Estas acciones pueden realizarse de diferente forma, mediante:
- Desarrollo de ataques simulados bajo un entorno controlado, donde posteriormente se le indique al usuario qué podría haberle ocurrido si fuera un ataque real.
- Gamificación a través de pequeños retos diarios de corta duración donde se trate una temática concreta para fortalecer los skills del usuario.
- Sesiones reducidas de formación explicando casos reales de por qué y cómo se produjeron dichos ataques.
- Píldoras formativas explicando que tipo de comportamientos son los de mayor riesgo y cómo podemos disminuir dicho riesgo.
Reciclaje constante de conocimientos
Garantizar la seguridad de una manera única es una tarea imposible debido al avance de la tecnología y la sofisticación de los ataques. Por ello, nuestros usuarios deben estar reforzando sus conocimientos continuamente, prestando atención a los comportamientos que por nuestra condición humana nos hace bajar la guardia y cometer fallos que son fáciles de evitar.
No podemos asegurar que lleguemos a un mundo en el que los ataques a los usuarios desaparezcan, pero sí ser capaces de reducir entre todos la eficacia de los mismos. De este modo, haremos reducir considerablemente el interés de los cibercriminales, que como ya sabemos, no descansan en ningún momento y aprovechan cualquier mínima oportunidad para lanzar un ataque contra nosotros.
Como viene siendo habitual en este mes de febrero, hoy celebramos el Día de Internet Segura (Safer Internet Day), que bajo el lema “Una Internet mejor comienza contigo: más conectados, más seguros” pretende no sólo que el Internet que conocemos sea más seguro para todos, sino que se acabe convirtiendo en un espacio en el que todos podamos hacer el uso de esta tecnología de una manera responsable, respetuosa y aprovechemos todas las ventajas que nos ofrece.